Omega‑3: por qué importa no quedarse corto
Los omega‑3 (EPA, DHA y ALA) desempeñan un papel en la salud cardiovascular, la visión, la función cerebral y la regulación de la inflamación. Cuando la ingesta es insuficiente, pueden aparecer ciertos signos, aunque no son específicos. El objetivo es ajustar primero la alimentación y, si hace falta, valorar la suplementación, apoyándose en las recomendaciones oficiales y en guías para la población general.
Qué signos cotidianos pueden sugerir una ingesta insuficiente de omega‑3
- Piel seca, uñas quebradizas; labios o cuero cabelludo más secos de lo habitual.
- Menor confort visual, fatiga ocular duradera; el DHA contribuye al funcionamiento normal de la visión.
- Estado de ánimo más inestable, irritabilidad; los omega‑3 intervienen en las membranas de las neuronas.
- Dolores o rigidez muscular más intensos después del esfuerzo; los omega‑3 tienen una acción antiinflamatoria documentada.
- Dificultad para alcanzar ciertos objetivos cardio‑metabólicos (triglicéridos, presión arterial) pese a las medidas de estilo de vida, sabiendo que los omega‑3 marinos ayudan a reducir los triglicéridos.
Estos signos no son específicos de los omega‑3. Deben interpretarse con un profesional de la salud, teniendo en cuenta el contexto (alimentación, estilo de vida, patologías, medicamentos).
Situaciones y perfiles más expuestos a un déficit relativo de omega‑3
- Consumo bajo de pescados grasos (salmón, caballa, sardina) y de ALA vegetal (lino, chía, nuez, colza).
- Dietas muy ricas en omega‑6 (aceites de girasol/maíz) → relación omega‑6/omega‑3 desfavorable.
- Embarazo y lactancia: necesidades aumentadas de DHA para el desarrollo visual y cerebral.
- Niños, personas mayores o situaciones médicas que reduzcan el consumo de pescado.
Cómo mejorar la ingesta: fuentes alimentarias, cantidades y suplementación prudente
- Alimentos ricos: pescados grasos 1–2 veces/semana, nueces, semillas de lino/chía, aceites de colza y nuez.
- Objetivo en adultos: alrededor de 250 mg/día de EPA+DHA, ajustando según el contexto y el consejo médico.
- Suplementos: pueden ser útiles cuando la alimentación no basta; conviene priorizar productos controlados frente a contaminantes y claramente dosificados en EPA/DHA.
Las dosis elevadas de omega‑3 marinos tienen un umbral de seguridad en 3 g/día; prudencia si se toman anticoagulantes o antiagregantes plaquetarios. Pide consejo en caso de patología cardiovascular.
En la práctica: signos a vigilar y pequeños puntos de control (check‑list)
- Estado de la piel/hidratación, confort visual, recuperación después del esfuerzo.
- Calidad de la alimentación (pescados grasos, semillas/aceites ricos en ALA).
- Perfil lipídico (triglicéridos) y tensión arterial con un seguimiento regular.
Planifica 2 comidas con pescados grasos cada semana y usa aceite de colza o nuez para aliñar. Anota tus comidas durante 2–3 semanas para ver con claridad cómo evoluciona tu ingesta de omega‑3.
Mini‑FAQ
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¿Cuánto tarda en notarse un efecto sobre los triglicéridos?
En general se necesitan varias semanas de regularidad en la alimentación y/o en la suplementación. -
¿Bastan las fuentes vegetales?
El ALA (lino, chía, nueces) ayuda, pero la conversión en EPA/DHA es limitada; por eso, cuando es posible, se recomiendan también fuentes marinas. -
¿Aceite de krill o de pescado?
Ambos aportan EPA/DHA; lo más importante es la dosis diaria total y la calidad del producto (control de contaminantes, trazabilidad).
Fuentes
- ANSES – Omega‑3: informe y repères: https://www.anses.fr/system/files/NUT-Ra-omega3.pdf
- Santé publique France – Omega‑3: https://www.santepubliquefrance.fr/determinants-de-sante/nutrition-et-activite-physique/articles/les-acides-gras-omega-3
- EFSA – DHA y visión; seguridad EPA+DHA: https://www.efsa.europa.eu/fr/press/news/120727
- Santé.fr – Omega‑3 y corazón: https://www.sante.fr/decryptage/nos-reponses/les-acides-gras-omega-3-sont-ils-bons-pour-le-coeur




